miércoles, 23 de diciembre de 2015

El autismo es parte de este mundo, no un mundo aparte.

Intentemos aprender como son estos niños, para darles un mejor lugar en nuestro mundo:
El niño autista tiene una mirada que no mira, pero que traspasa. En el lactante, se suele observar un balbuceo monótono del sonido, un balbuceo tardío y una falta de contacto con su entorno, así como un lenguaje gestual. En sus primeras interacciones con los demás, lo primero que se detecta es que no sigue a la madre en sus intentos de comunicación y puede entretenerse con un objeto sin saber para qué sirve.
En la etapa preescolar, el niño empieza a parecer extraño porque no habla. Le cuesta asumir el yo e identificar a los demás. No establece contacto con los demás de ninguna forma. Estos niños autistas pueden presentar conductas agresivas, incluso para sí mismos.
Otra característica del autismo es la tendencia a llevar a cabo actividades de poco alcance de manera repetitiva como dar vueltas o llevar a cabo movimientos rítmicos con su cuerpo (aletear con sus brazos). Los autistas con un alto nivel funcional pueden repetir los anuncios comerciales de la televisión o llevar a cabo rituales complejos al acostarse a dormir.
En la adolescencia, se dice que 1/3 de los autistas suelen sufrir ataques epilépticos, lo cual hace pensar en una causa de origen nervioso.
Hay una serie de manifestaciones que no ayudan a detectar a un niños autista como:
-Ausencia de juego social.
-Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.
-Ausencia de vías de comunicación adecuadas.
Es importante mostrarles mucho cariño, jugar con ellos, hablarles de forma claro, darles un sitio.

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